EVOLUCIÓN DE UN PERAL

Cuando llegué a la parcela en el año 2008, los árboles frutales daban una imágen de abandono total. Las ramas habían crecido sin control. Así se veía el peral el 5 de noviembre de dicho año.

 

Miraba la manera de arreglar aquello dando vueltas y vueltas a su alrrededor, porque no sabía por dónde empezar. En aquellos momentos no tenía las ideas claras de cómo podar un peral y menos en esas circunstancias.

 

 Después de muchas dudas y vueltas, empecé a meter el serrucho intentando hacer bien la tarea. Y así se presentaba en la primavera del 2009, concretamente el 8 de abril.

No pude menos que alegrarme de ver una pera por primera vez. Pero de ahí no pasó la cosa. Creo que no llegó a dar media docena de frutos, que terminaron cayéndose por estar visitados por inquilinos en su interior.

 

Ya en la primavera del 2013 la cosa empezó a cambiar. Cada vez que veía esa cantidad de flores me quedaba maravillado de su belleza. Y en mi cabeza lo veía salvado. Porque ese era mi cometido. A toda costa me propuse salvar los dos perales que tenía la finca.

Ya en el invierno empecé a tratar a los árboles con cobre. No tenía otra cosa a mi alcance en esos momentos. Así que hice tres tratamientos, empezando en noviembre, otro en diciembre y el tercero en enero.

 Luego, aprendí a preparar el biofertilizante Supermagro, según las indicaciones de Jairo Restrepo, y después de esperar el tiempo de fermentación recomendado, empecé a usarlo en todo el huerto en una proporción del 2 %. Lo apliqué, al principio, cada 15 días, aproximadamente.

 

Entre aplicación y aplicación observaba el estado de las hojas y su evolución. En años anteriores las hojas sufrían del moteado, poniéndose prácticamente negras y al final terminaban cayéndose

19 de marzo de 2014

 

Durante todo el proceso del desarrollo, seguí aplicando el biofertilizante al 1,5 o 2%, semanalmente. Poco a poco fui comprobando que los perales iban mejorando notablemente su estado. Así se veía uno de ellos el 5 de abril del 2014

El 3 de mayo, el árbol seguía manteniendo este sano aspecto, cosa que me agradaba sobremanera, ya que ello indicaba que lo que estaba haciendo estaba en buen camino.

 

Ya el 22 de agosto la fruta gozaba de una bella presencia y las hojas seguían estando limpias y sanas.

 

Las ramas del árbol se iban inclinando cada vez más, obigándome a tener que agacharme cada vez que tenía que pasar debajo de él.

Había conseguido mi tan esperado éxito de lograr que estos dos árboles consiguieran salir adelante con salud y se recuperasen de su estado lamentable. Tengo que reconocer que los efectos del biofertilizante sobre los árboles ha sido todo un éxito. Nada de venenos ni ningún otro fitosanitario.

A la vista de los resultados debo recomendar el uso del biofertilizante. Claro que para eso hay que prepararlo primero. Pero como toda actividad que vaya en beneficio de nuestras plantas y la salud del suelo nos lo exige, seguro que la gente se anima.

Ánimo y hasta pronto.