El 14 de noviembre sembré la tabla con habas y guisantes. En estos momentos ya han nacido todas las plantas. Parece mentira, pero no se hielan.
El arbolito de la derecha es un nogal que puse ese mismo día. Es por lo tanto un novato en el huerto. Ha sido bienvenido porque tenía reservado su lugar desde hace mucho tiempo, con su hoyo, grande y alimentado con buena tierra.
Luego seguí con el trigo, el 15 de noviembre, día de fruto en el calendario biodinámico. Pasaron los días y como hizo buen tiempo y había humedad en la tierra, germinó sin mucho tardar. Pero empecé a notar que los tallos tiernos estaban cortados y que el grano había desaparecido. De a poco las calvas en el terreno eran ya evidentes. Resembré y puse una malla antipájaros. La idea tuvo éxito y ya ahora el sembrado no corre peligro.
Posteriormente decidí sembrar toda la tabla delantera con una mezcla de habas y guisantes que luego a la hora de sembrar el maíz, segaré y dejaré como cobertura.
La tabla de ajos de la parte derecha la sembré el día 17 de noviembre, día de raíz. Acaban de despuntar las primeras plantas.
Esta es la obra recién terminada de la caseta para guardar las herramientas, los utensilios de labranza, las semillas cosechadas, el lugar donde descansar de vez en cuando y el gallinero. Ha sido como el regalo de Reyes.
El rocío de la mañana es espectacular. A cero grados y saliendo el sol. Esa sensación en el rostro es única.
Así están ahora los bancales. No quiero tocarlos demasiado, pero algo hay que limpiar siempre. Me gusta verles así, sencillamente ellos. Son la base de las cosechas y la vida de las plantas. No conviene interferir demasiado en ellos.
El sector de las coliflores y las berzas dan vida al huerto. Y qué sabor tienen. Siempre paso a su lado para disfrutar de su presencia. ¡Qué estampa las gotas de rocío sobre las hojas!
Sector de los frutales y del espacio de suelo que alimento con biofertilizante cada vez que siego la hierba, con el fin de ir formando un rico suelo.
El mismo espacio visto desde el otro lado.
Aquí están las habas de las que hablé al principio. También ha rebrotado una planta de hinojo.
Y los guisantes conservando aún las escarcha de la mañana.
Y este es el trigo que casi se comieron los pájaros.
Este níspero japonés también es un novato en el huerto. Entró el 15 de noviembre.
En primer término un nectarino y a su derecha un ciruelo. Ámbos son del año pasado. Las nectarinas son pocas, hasta ahora. Confío en que este año tengamos alguna más.
Mi amigo Chispitas. Me lo encontré sobre la hierba, un día, de recién nacido, maullando lastimosamente. Lo cuidé con todo mimo y salió adelante. Ya criado, desapareció un buen día y no supe ya nada más de él. Un buen día, meses después me apareció por el huerto y cuando lo reconocí, le llamé y vino hacia mí. Al principio algo temeroso, pero luego dejó que lo acariciase. Desde entonces, casi todos los días está conmigo mientras hago las faenas.
El brócoli que tengo protegido bajo plástico para evitar los fríos de Palencia. Se crían bastante bien.
Este comienzo de bancal quiero mostrarlo porque al ser el bancal donde estuvieron los tomates, cuyas plantas secas pueden observarse encima, viven una remolacha de mesa, una acelga y una planta de tabaco que ha estado verde hasta hace muy poco. Solo la quiero para la biodiversidad.
En esta esquina de otro bancal donde he colocado hace poco el laurel que nació por su cuenta y riesgo en otro lugar, está rodeado de rúcula. Se resiembra sola, año tras año.
Al igual que este sector, la rúcula de un año da semillas para el siguiente. Cada año tengo más plantas. Lo úinico que tengo que hacer es cuidar el grado de humedad para que se desarrollen bien.
En estas imágenes tengo la caseta y los planos de la siguiente adaptación que va a sufrir para ampliarla.
Las líneas señalan los límites que tendrá. Tiene intención de convertirse en lugar de encuentro donde nos juntemos la familia y los amigos alrededor de una mesa compartida. No faltará el asador, estilo argentino que realzará la calidad de los asados. Ya os contaré.
Éste, es el plano de la futura construcción.
La caseta vista desde otra perspectiva. La pobre está ya un tanto viejecita.
Aprovechando el agua que nos cae del cielo.
Y mis gallinas disfrutando del hotel de cinco estrellas.
Y esto es todo. Deseaba, ahora que parece que no se hace nada en el huerto, mostraros algo de cómo se le ve. Como para mí es todo un recital de buenas vibraciones, me encanta compartirlo. Un abrazo sincero.
Felicitaciones Lucio!!! Por tus logros y proyectos. Muy linda la huerta. Pero fiel a mi profesión lo que más me gustó fue el minino. Un abrazo.
ResponderEliminar¡Qué bonita la huerta y qué envidia las gallinas! Ya nos irás contando, gracias Lucio
ResponderEliminarMUY LINDO TODO PRECIOSAS GALLINITAS
ResponderEliminarMe ha gustado el paseo "virtual" que he dado por la finca. Con el gato quedará libre de topillos, si es que se les ocurre aparecer por ahí.
ResponderEliminar¡Y también tienes gallinero!
Ya me di cuenta que "Lucio" no lo tienes de apellido, y como conozco a un Ortega de nombre... en fin ¿se nota que quiero justificar mi despiste? :)
Seguiré visitando esa finca a ver cómo van los cultivos y como lo planificas todo.
Un saludo